viernes, 23 de noviembre de 2012

Sin avisar, se presentó el ángel de Dios a María.
Sin avisar, se le pidió una respuesta.
Sin avisar, sin dar demasiadas explicaciones.
Sin avisar, sin aclarar mucho las cosas,
sin avisar, sin tiempo para pensarlo todo muy bien.
¡Hágase!
Y algo se hace.
Y algo se comienza.
¡Hágase!
… aunque no lo entiendo muy bien
… aunque no me lo puedo explicar.
… aunque no tenga fuerzas.
… aunque no me sienta preparado...
Hoy te digo Señor: hágase!
Que se haga como Vos quieras.
Que se haga a tu manera.
Hágase, sí, Señor, pero ten en cuenta mi condición.
¡Hágase!
Yo no lo dudo. Yo no sé cómo.
Pero confío!

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