martes, 4 de septiembre de 2012

Ave mundi spes, María: Salve, María, Esperanza del Mundo

Hermoso himno gregoriano, una verdadera joya de la tradición litúrgica de la Iglesia, en honor a María, la Madre del Señor: Ave mundi spes, María. En español: Salve, María, esperanza del mundo.
Mientras escuchamos este entrañable canto, contemplamos diversos iconos que representan el misterio de  María, la Madre del Señor. Misterio de las maravillas de gracia y misericordia que Dios obró en su humilde sierva; misterio de su misión como abogada y medianera ante Jesucristo, el único mediador entre Dios y los hombres; misterio de su amor maternal que nos acompaña y ayuda para que vivamos según el Evangelio, la buena noticia de la salvación que nos ha sido anunciada.
Ahora que se acerca la festividad de la Asunción de María, invocamos con este canto la dulce presencia de la Virgen, consoladora de los afligidos y esperanza de todos los que sufren.
Sí, Señora Nuestra, se nos acaba el vino, por eso acudimos a ti, Virgen de la Esperanza, adelanta para nosotros la hora del Señor, mira con particular amor a los que en medio de esta crisis tan tremenda se han quedado sin empleo; o que carecen de los medios suficientes para atender a las necesidades más básicas: el alimento, la vivienda, el vestido, la salud; a los que se siente angustiados ante la amenaza de un desahucio,.. en fin, a todos, y a todas, hijos e hijas, necesitados del vino de la misericordia 
Hoy, más que nunca, Virgen María, proclama para nosotros las grandezas del Señor, que derriba del trono a los poderosos, a los hambrientos colma de bienes, a los ricos los despide vacíos.
Sí, Virgen María, las maravillas del Dios vivo, el Dios que auxilia al pueblo pobre que en Él espera. Amén.
A continuación la letra del Himno, primero en su lengua original en latín, y luego en su traducción en lengua castellana
Ave mundi spes, Maria
Ave mundi spes Maria,
ave mitis, ave pia,
ave plena gratia.
Ave virgo singularis,
quć per rubum designaris
non passus incendia.
Ave rosa speciosa, ave Jesse virgula:
Cujus fructus nostri luctus relaxavit
vincula.
Ave cujus viscera contra mortis foedera
ediderunt filium.
Ave carens simili, mundo diu flebili
reparasti gaudium.
Ave virginum lucerna, per quam fulsit lux
superna his quos umbra tenuit.
Ave virgo de qua nasci, et de cujus lacte
pasci res cćlorum voluit.
Ave gemma coeli luminarium.
Ave Sancti Spiritus sacrarium.
Oh, quam mirabilis, et quam laudabilis
hćc est virginitas!
In qua per spiritum facta paraclitum fulsit
foecunditas.
Oh, quam sancta, quam serena, quam
benigna, quam amoena esse virgo
creditur!
Per quam servitus finitur, posta coeli
aperitur, et libertas redditur.
Oh, castitatis lilium, tuum precare filium,
qui salus est humilium:
Ne nos pro nostro vitio, in flebili judicio
subjiciat supplicio.
Sed nos tua sancta prece mundans a
peccati fćce collocet in lucis domo.
Amen dicat omnis homo.

















Salve, María, esperanza del mundo

Dios te salve, esperanza del mundo, María,
Salve, gentil, Salve, piadosa,
Salve, llena de gracia.
Dios te salve, oh virgen singular,
que fuiste elegida
para no sufrir las llamas a través de las zarzas.
Dios te salve, bella rosa;
Salve, raíz de Jesé:
cuyo fruto afloja las cadenas de nuestro llanto.
Dios te salve, cuyo vientre dio un hijo en
contra de la ley de la muerte.
Dios te salve, incomparable,
entre lágrimas has renovado la
alegría para el mundo.
Salve, lámpara de las vírgenes, a través
de ti brilla la luz celestial sobre las sombras.
Salve, oh Virgen de la que el Dios de los cielos quiso nacer,
y de cuya leche se alimentó.
Dios te salve, joya luminosa de los cielos.
Dios te salve, santuario del Espíritu Santo.
¡Oh cuán maravillosa, y cuán digna de
alabanza es tu virginidad!
Por la cual brilla tu fecundidad, a través del Espíritu, el
Paráclito.
¡Oh cuán santa, cuán serena,
cuán benigna, cuán amable creemos que eres Virgen!
A través de ti la esclavitud ha
terminado, el cielo nos abre su puerta, y se
nos devuelve la libertad.
¡Oh lirio de castidad!, ora a tu hijo, que
es la salvación de los humildes:
Para que no suframos el castigo, en la sentencia llorosa, por nuestras culpas.
Que por tu santa oración, alcancemos la purificación de los pecados, 
y lleguemos a la casa de la luz. 
Que cada hombre lo diga. Amén.

Fuente:
 http://librosyvideoscristianos.blogspot.com.es/

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